Un ejemplo de 6 comidas al día para un deportista un día normal puede ser:

  • 8:00 am, Desayuno: leche con tostadas, cereales y una naranja
  • 12:00 pm, Media mañana: una manzana y un zumo de fruta
  • 15:00 pm, Almuerzo: ensalada de pasta y filetes de pechuga
  • 18:00 pm, Merienda: yogurt, galletas y cereales
  • 21:00 pm, Cena: un huevo cocido y verduras hervidas
  • 22:30 pm Recena o resopón: arroz con leche

Y seguro que alguien piensa que es demasiado, pero nada de eso. Un deportista gasta mucha energía al cabo del día y distribuir el aporte de calorías uniformemente a lo largo del día es mejor que hacerlo sólo en 2-3 veces.

Un menor número de comidas supone comer más en cada ingesta, lo que origina mayores fluctuaciones de insulina y azúcar en sangre, que se traduce en que el organismo guarda más y quema menos. En cambio, con 5-6 comidas al día estamos dando constantemente energía a nuestros músculos y evitaremos la sensación de cansancio antes o después del entrenamiento.

Estas 5 o más comidas no significan que comamos abundantemente, sino lo que necesitamos en un día pero de manera más repartida. Esto mejora y optimiza el almacén de glucógeno (combustible fundamental de reserva junto con la grasa) y proporciona energía constante durante el día.

De esta manera también evitamos que las digestiones sean muy pesadas o que pasemos largos periodos (más de 5 horas), sin echarnos algo a la boca, algo que se nota a la hora de entrenar. Estos consejos no sólo son válidos para deportistas, para sedentarios también es beneficios repartir las ingestas en más de 3 veces al día.